Creció la ciudad entre ríos, con un perfil que aún remata la muralla árabe.

Es Béjar un lugar con vistas y paseos por todos sus alrededores, con largas, largas calles que acaban asomándose al río Cuerpo de Hombre.

Iglesias que se remontan al s. XIII —salvo La Antigua, que data del s. XII— se alternan con palacios como el Ducal, del s. XVI; conventos como el de San Francisco, del s. XIII, y barrios como el Judío.

La ciudad está declarada conjunto histórico artístico.

En El Castañar, dominando la ciudad desde las estribaciones de la Peña de la Cruz, se halla la Plaza de Toros más antigua de España, inaugurada en 1711, primero levantada en madera y posteriormente en piedra.

En esta zona se encuentra el Santuario de la Virgen del Castañar, y no quedan lejos los amenos parajes de El Regajo y de la Fuente El Lobo. Manan aquí y allá estos veneros, componiendo por toda la ciudad una colección extensa de manantiales, muchos de ellos artísticos.

Un sendero señalizado nos acerca a la arquitectura de la industria textil, la que ha dado pujanza a la ciudad durante siglos. Museos como el de Mateo Hernández o el Judío nos amplían horizontes históricos y artísticos sobre Béjar.

Los amantes de los deportes de la nieve tienen en la estación de esquí La Covatilla un punto de referencia, el más occidental del Sistema Central en España. Cuenta con más de 15 km esquiables, 17 pistas y 4 remontes. Se accede por la población de La Hoya, en la carretera de Béjar a El Barco de Ávila.

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