En el primer tramo de la nave de la epístola desde la cabecera se erige la capilla del Pilar.

Levantada entre 1748 y 1753 por mandato del obispo don Clemente Comenge, siguiendo un proyecto de fray Antonio de San José Pontones, rasga en su parte inferior una ventana, en consonancia con la hornacina central del retablo interior, flanqueada por cuatro columnas corintias, una perdida, de fustes estriados copiosamente decorados con sartas vegetales.

En 1753 también estaba finalizado el barroco y opulento retablo mayor que decora el interior de la capilla, de madera dorada en su totalidad y obra del activo Miguel Martínez.

Las tallas de San Pedro de Arbués, San Juan Nepomuceno y San Clemente se deben a Francisco Gutiérrez, discípulo de Luis Salvador Carmona.

volver