Dedicada a Nuestra Señora Santa María y declarada Monumento Nacional en 1889, la construcción de este templo, orientado hacia naciente, se inició en los años finales del reinado de Fernando II de León (1157-1188).

Comenzada siguiendo un proyecto tardorrománico, que aún conserva en buena medida en su perímetro exterior, a pesar de las modificaciones posteriores —antesacristía, capilla mayor, capilla del Pilar y sacristía—, dibuja planta de cruz latina con cabecera triabsidal escalonada, transepto bien desarrollado y tres naves estructuradas en cuatro tramos que reciben la luz directamente gracias a su alzado ad triangulum y se prolongan a poniente con el Pórtico del Perdón o de la Gloria, que queda flanqueado a septentrión por la capilla del Sagrario y a mediodía por la de los Dolores.

Este tipo de planta relaciona la sede mirobrigense con otras cercanas de la cuenca del Duero: la catedral Vieja de Salamanca, la de Zamora y la colegiata de Toro, aunque en Ciudad Rodrigo el crucero está más dimensionado pero carece de cimborrio.

Tres portadas, una a occidente y dos en los hastiales del crucero, dan acceso al interior del templo, que se completa al norte con el claustro, que ocupa los cuatro tramos correspondientes a la nave lateral y cuyo ángulo noroeste quedó soterrado en la muralla.

En el exterior, junto a la puerta norte se eleva el muro de la actual antesacristía que se continúa con los de la sacristía, que ocultan el ábside tardorrománico del lado del evangelio y buena parte de la monumental capilla mayor.

A su lado el retocado ábside del lado de la epístola, que luce un par de contrafuertes, animado uno de ellos con la figura de una gallinácea y a continuación la llamada puerta de las Cadenas.

Hacia los pies del templo sobresale, rompiendo el primitivo perímetro del edificio, la capilla del Pilar, y en el muro de la nave sur, al igual que en el de la norte, destacan, provenientes de la primera campaña constructiva, las magníficas ventanas tardorrománicas que iluminan las naves.

La fachada de poniente, que luce de la obra originaria el friso de siete arquillos ciegos trilobulados que adornan el exterior de la capilla del Sagrario, aparece dominada por la portada occidental y la gran mole de la torre, que se eleva sobre el Pórtico del Perdón o de la Gloria, al que además protege.

En el interior, poco y muy alterado nos ha llegado de la cabecera original. En los tramos centrales de la nave principal se significa de forma maravillosa el coro catedralicio, cerrando la planta catedralicia con dos capillas en la zona de los pies flanqueando la portada occidental.

En la nave del evangelio resalta el espectacular altar de alabastro y a continuación la puerta de acceso al claustro.

 

Échale un vistazo a la versión audiovisual de la guía:

:: capítulos 16, 17 y 18 ::

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