Desde la Segunda Edad del Hierro el territorio estuvo ocupado por el pueblo de los vetones, que habitaron promontorios –castros, sobre los ríos–.

El lugar donde se enclava hoy la ciudad debió ser uno de estos, junto con los de Lerilla (Zamarra), La Plaza (Gallegos de Argañán) o Irueña (Fuenteguinaldo).

 

A partir del s. II a. C. tendrían lugar los contactos de los romanos con los vetones, que terminaron con el dominio de Roma sobre el territorio. Éste quedó englobado dentro de la provincia de Lusitania. De aquella época se conservan varias inscripciones y quedan en pie las llamadas Tres Columnas, que desde la Edad Media fueron adoptadas como escudo de la ciudad.

 

Al amparo de la ciudad romana florecieron algunas villae, como la de Sahelices el Chico, en proceso de excavación, y donde han aparecido mosaicos y diversas estructuras, entre ellas un ninfeo, que con sus fuentes y jardines constituía un espacio para la tranquilidad y el sosiego.

 

volver