Con la mejora de las carreteras Ciudad Rodrigo se halla hoy a unas tres horas por autovía de las urbes más importantes de Portugal: Lisboa –a unas tres horas largas–, Oporto, Coimbra y Aveiro.

El Atlántico se encuentra a poco más de dos horas. Esta escapada visita las playas más frecuentadas por los mirobrigenses y dos joyas del patrimonio portugués: Buçaco y Coimbra. Es la costa una parte esencial del país, imagen de una nación de grandes navegantes. Como escribió Fernando Pessoa: ¡Oh, mar salado! ¿Cuánto de tu sal son lágrimas de Portugal?.

  • Viseu es una ciudad histórica que justifica también un buen paseo. Los azulejos con escenas del país, en el Rossío, decoran el corazón de esta capital de provincia. Tierra de reyes y de artistas, Viseu presume de su Museu Grão Vasco, dedicado a Vasco Fernandes, excelente pintor del s. XVI, cuando se desarrolló en la ciudad una escuela de arquitectura y de pintura. La Cava de Viriato y la Catedral, con su bóveda de los nudos, son otros buenos motivos para visitar Viseu.

 

  • Buçaco es un exótico lugar, con jardines llenos de helechos arborescentes y un monte antiguo arropando el Palace Hotel, de estilo neogótico. La Mata Nacional de Buçaco protege un jardín sembrado por los monjes carmelitas ya en el s. XVI. En lo alto se encuentra el Mirador da Cruz Alta. El palacio acogió a los reyes de Portugal en el s. XIX y hoy está ocupado por el Palace Hotel, un hospedaje singular. Fue también Buçaco campo de batalla en 1810, durante la invasión napoleónica. Lord Wellington, al mando de las tropas anglo-portuguesas, logró aquí vencer a Massena, y el ejército francés comenzó a replegarse hacia España.

 

  • Coimbra es ciudad universitaria, auténtico corazón cultural del país. Se asentó sobre la vieja Aeminium romana, cerca de Conimbriga, ciudad romana cuyas ruinas son visitables. La de Coimbra fue durante siglos la principal Universidad de Portugal, y la única que podía formar bacheleres, aunque este último privilegio perduró más en el tiempo, hasta el s. XIX. Además de los monumentos, el visitante puede conocer jardines como el Botánico y el Portugal dos Pequenitos, con casas liliputienses que reproducen edificios notables del país y de otros lugares del mundo. La ciudad, entre otros valores, nos enseña su Catedral, la Universidad, con su torre; los monasterios y el Museo Nacional Machado de Castro, rico en escultura, pintura, orfebrería y cerámica.

volver