En estos lugares que acabamos de recorrer podemos observar setas, especialmente en épocas templadas y lluviosas. La gran variedad de montes y de campos nos ofrece también una considerable diversidad de setas.

En la muralla y en los fosos podemos encontrar senderuelas, coprinos o champiñones, entre otras.

En la ribera del río crecen las setas de chopo, las colmenillas o los níscalos blancos.

En los pastizales del valle se dan las sabrosas setas de cardo, los champiñones y los cuescos de lobo.

En los encinares y en los pinares viven varias especies de boletos, níscalos, amanitas o incluso criadillas de tierra.

Las especies citadas no son todas comestibles y deben identificarse con seguridad. En esta labor ayuda la Sociedad Micológica de Ciudad Rodrigo.

Época recomendada: otoño y primavera. No todos los otoños, y menos las primaveras, son generosos en setas.

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