Esta ruta nos llevará a conocer algunos de los lugares más cargados de historia de toda la frontera portuguesa con España: los Campos de Monsantela, que reciben su nombre de una población asombrosa: Monsanto.

Para llegar desde Ciudad Rodrigo la ruta de referencia es la carretera de Moraleja a Zarza la Mayor.

Monsanto es una montaña fortaleza, y el paseo por sus calles puede considerarse una de las mayores delicias que el viajero pueda encontrar en Portugal.

La Torre de Lucano está coronada por una reproducción del Galo de Prata otorgado a Monsanto, en concurso oficial, junto al título de A aldeia mais portuguesa de Portugal.

El escritor Fernando Namora ha dejado en sus novelas una crónica del Monsanto pobre y encaramado a la vista de los malos vientos que soplaban de España, en plena posguerra civil.

Subimos cansinamente por el pueblo, que se va estrechando hasta convertirse en una sola calle, siempre empinada. En la zona alta se hallan las ruinas de la iglesia de São Miguel, del s. XIII, con un campanario elevado sobre ella, las sepulturas excavadas en la roca y los restos de la capilla de São João en las cercanías.

Ya casi estamos arriba. Entramos al recinto del castillo y allí están las murallas, la ermita de Nossa Sra. do Castelo y lo que queda del castillo.

Nos asomamos a la vertiente sur de la montaña, la única oculta durante la subida, y la vista se pierde en la inmensidad de la Beira Baixa, una región abarcable casi en su totalidad desde esta altura, con las profundidades del Tajo internacional, el blanco de la capital del distrito, Castelo Branco, y el embalse de Idanha en plano próximo.

 

Idanha-a-Velha es la villa considerada cuna del rey godo Wamba, con sus murallas a orillas del río Ponsul, fundada en el s. I a. C. como capital de la Civitas Igaeditanorum.

La vetusta Egitania nos recibe con una casona ciertamente más reciente, pero singular, el palacete de António Marrocos.

La Catedral fue posiblemente un templo romano, luego visigodo, musulmán y de nuevo cristiano. Del esplendor que alcanzó Egitania nos queda un baptisterio del s. V, protegido por una caseta adosada a la iglesia, que fue sede de una diócesis propia en el s. VI. En 672 fue coronado en Toledo el rey de los visigodos Flavio Wamba y, según la leyenda, fue en Egitania donde Wamba conoció la noticia. Empuñando una vara seca afirmó que sólo sería rey si aquel palo floreciese. Y así fue. Se dice que el árbol de Wamba aún florece en Idanha-a-Velha. Es un hermoso fresno.

volver